Cuando nos duele una muela vamos al dentista, cuando necesitamos una dieta vamos al nutricionista, cuando necesitamos lentes vamos al oftalmólogo. Pero, ¿qué sucede cuando atravesamos por una pena, un duelo o sensaciones de ansiedad que no podemos controlar solos? Usualmente optamos por dejar pasar la situación, sobreponernos rápidamente o conversar con algún amigx (que de buena forma nos da sus consejos), pero no vamos más allá. Desde años anteriores se ha tenido el pensamiento de que "para ir al psicólogo hay que estar locos o psicóticos". ¿Eso será cierto realmente? En realidad no es así, tener algún trastorno psicológico no es el único motivo que nos puede acercar a querer solicitar una atención psicológica. Múltiples situaciones, como necesitar de una orientación vocacional, tener dificultades interpersonales, alteraciones en la regulación emocional, estrés, duelos mal resueltos, déficit de atención, problemas de conducta, conflictos de parejas, querer mejorar como perso...